De crímenes y metanfetamina

Hoy mismo he acabado de ver la tercera temporada (y última emitida hasta ahora) de Breaking Bad.

Para los que no conocéis la serie os puedo contar que va de un profesor de química, normal, con una familia a su cargo, una mujer embarazada, dos trabajos, hábitos de vida saludables a más no poder, y mucha paciencia, que un día recibe la noticia de que tiene cancer de pulmón incurable. Walter White, que así se llama, decide tomar medidas drásticas: ficha a un antiguo alumno suyo, drogadicto y traficante a pequeña escala, se hace fabricante de metanfetamina y su vida deja de ser todo aquello que él había planeado. Quiere proveer a esa familia que va a dejar en poco tiempo.

A bote pronto, aunque sena impactante, no suele apetecer mucho verla. Yo pensé que iba a ser una de esas series deprimentes que hacen que acabes cada capítulo más nervioso de lo que estabas cuando comenzaste y que sólo tienen el objetivo de dejarte pocho mientras le das vuelta a la cabeza con preguntas como... ¿yo qué hubiera hecho?

Pero no. Breaking Bad empezó como algo parecido a eso, pero mutó. Ha ido mejorando capítulo tras capítulo y temporada tras temporada haciendo que la finale de la tercera pueda ser expuesta para justificar sin dilaciones los dos Emmys que se han llevado hace excasas semanas sus dos protagonistas masculinos.

En el aspecto técnico es maravilloso encontrar todavía series en las que algunos recursos audiovisuales y recursos creativos te lleguen a sorprender. Ésta tiene la manía de mostrarte flashes de algo gordo que va a pasar mucho antes de que eso pase; casi sin que te des cuenta. Y de repente, cuando ya esa imagen se te ha mostrado por completo, quizás un par de capítulos después, tu mente hace "click! oye, que esto tú ya lo habías visto antes"

Pero en el plano humano, que a mí tanto me gusta analizar, hay mucha tela que cortar en esta historia. Los cambios que van sufriendo todos (o casi todos) los personajes son inmensos, pero al mismo tiempo creibles al 100%. Las reacciones  y las acciones de cada uno de ellos son pura realidad. Nada de que al final se salga de una situación mortal de una forma totalmente inmune: todo tiene su pena y su condena en BB. Los planos, en ocasiones largos, silenciosos y cautos, no se quedan en un intento de expresar una historia de manera pretenciosa, sino que te enganchan y te contagian de esos sentimientos que se palpan en la vida de Walter.

Vamos, que después de los "intensivos" que me había pegado este verano con Sexo en Nueva York y Modern Family, este drama me ha atrapado y marcado. Ojalá todas las series que se sacan (y hay muuuuchas nuevas cada año) tuvieran los mismos objetivos que BB: temporadas de un número justo de capítulos, llenas de contenido, tramas interesantes, cliffhangers sinceros (no de esos que luego ponen el Ctrl + Z, hacen un deshacer y resultan no ser lo que pensabas) y un reparto increible; empezando por la pareja protagonista y acabando por los extras que van apareciendo en el transcurso de la historia.

¿La única pega de todo esto? que la nueva temporada comenzará en julio de 2011 para ir a conjunto con la serie: todo un crimen para los que la vemos.