miércoles, 6 de noviembre de 2013

Autoengaño

Rellenando los "Y...sis" con ficción. Apartando la vista y oteando en el horizonte para inventar algo mejor. Manteniendo la esperanza a flote a base de autoengaños y creaciones surrealistas de universos que, quien sabe, algún día pueden crearse de verdad. Por tozudez, persistencia o karma.


Es una época. Pasará. Y ahí seguimos, construyendo castillos sobre finas telas que amenazan con romperse a cada paso. Tejiendo una vida con agujas astilladas que rasgan piel y tejido.
Jugando a decidir hasta qué momento vamos a ser capaces de soportar el peso o hasta qué momento resistirá nuestra estrategia de la sonrisa falsa y la carcajada forzada. Como si ya se hubiera ideado con fecha de caducidad previa todo aquello que imaginamos; como si no hubiéramos vivido ni aprendido de aquello que dejamos atrás.



miércoles, 5 de junio de 2013

Actos reflejos

Es un acto reflejo casi inventado, no lo controlo: a veces todavía cojo el teléfono para escribirte cualquier chorrada. Como el que se da la vuelta por la calle para coger de la mano a alguien que ya no está. 

Me sigo acordando de ti, mucho. Y de cómo estarás. Y, aunque creas que es un acto de soberbia, es el cariño más puro el que me hace sentir que me necesitas muchísimo a tu lado... y no me tienes. Porque no has querido, claro. Porque no has sabido. O por todo lo contrario. Y es que con nosotros no sirve aquello de "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes"; nosotros ya sabíamos de sobra lo que perdíamos y todo aquello que teníamos. Era mucho, aunque cada uno le diéramos un valor diferente. No creo que nadie te conozca como yo ni traduzca tus comportamientos como yo aprendí a hacer. Porque nunca has sabido pronunciar "te quiero", pero lo demostrabas de muchas otras maneras, y a mí me bastaban.




Que el rencor acumulado te hará seguir magnificando esos aspectos de mí que tanto odias ahora lo sé bien cierto. Y las pocas veces que pronuncies mi nombre serán para comentar lo aliviado que te sientes sin mi presencia (fíjate si te conozco), pero dentro de ti, cuando estás solo, quiero pensar que me recuerdas y todavía te ríes. Te ríes de nuestras conversaciones marcianas, del billete que queríamos cortar porque nos sabíamos calcular el cambio que nos tocaba a cada uno; del día que te viniste a casa con fiebre y una almohada bajo el brazo. Sé que ríes y también estoy convencida de que sonreirías ahora mismo, si me estuvieras leyendo. Pero no, no lo estás haciendo. De hecho, quizás por eso te escribo. Para convencerme de que no me lees porque no quieres y no te interesa. Y que quizás soy yo la única que sonríe cuando se acuerda de todo eso. Que tú no sabes exactamente con quién te ocurrió la anécdota del billete y tienes borrosos todos los viernes de los pasados ¿diez? años.

Yo me sigo acordando y sigo alargando la mano, pero ya sabes cómo de estúpidos son los actos reflejos.




jueves, 2 de mayo de 2013

Barbudos al poder

Os lo voy a confesar: me aterra locamente la moda hipster de las barbas y los hombres peludos.

¿¡Pero cómo dices eso?! Loca. ¡Imprudente! Has perdido el juicio. Si ésta es la mejor moda que se ha instaurado desde el año en el que volvieron las manoletinas...

Lo sé. Creedme, lo sé.

Por todos es sabido que desde mis tiempos más mozos he sido una fiel seguidora del refrán "el hombre, como el oso, cuanto más peludo más hermoso". Para muestra, un botón: los amores platónicos de mi más tierna adolescencia y juventud ya eran hombres de los de verdad, con su rostro peludo y patillas dignas de sacar a pasear.

Entonces, ¿qué me ocurre?

Pues que todo lo que se pone de moda luego se torna la antítesis de la tendencia. Pasamos de los pantalones campana, a los pitillo. Del corte bob, al cabello largo y sin flequillo. Después de los años dorados de las gafas sin montura, volvieron las de pasta más anchas que nunca. Así que sufro amargamente porque en un futuro próximo las barbas queden demodé y me vea rodeada de señoritos con las barbillas tan lisas como culitos de bebé.
Antes de que eso ocurra, por tanto, reparto ronda de belleza peluda en mi aquí, en mi diario de a bordo. Para los que se quieran alegrar la vista y/o tomar alguna idea:

(Nota de la autora: el orden es totalmente aleatorio)

1. Tom Hardy




Paradigma de aquellos cuya belleza me resulta proporcional a la cantidad de pelo que poble su cara. Para más inri, su barba es pelirroja, lo que incrementa en un 50% su SAC (sex appeal crisistinil)

2. Bradley Cooper



Hombre totalmente diferente y barba totalmente diferente. Rara es la vez que podamos ver a este chico totalmente afeitado, pero tampoco suele sobrepasarse en la medida de su barba. Poco hipster, pero muy acertado para su estilo. 

3. Ewan McGregor


Este señor es uno de los miembros del club llamado "nuncamefijéentihastaqueteviconbarba". Y todo gracias al anuncio de coche que protagoniza últimamente en la televisión. Un sobresaliente a tu madurez, señor McGregor.

4. Christian Göran



Sí, es él: el chico de aquel anuncio de Trivago. Es modelo, es sueco (y yo que cría que todos los suecos serían rubios...) y su barba es AMOR. Le damos un SAC casi del 100% 

5. Ryan Gosling



Poco hay que decir de este chico porque últimamente nos tiene ganados a todos por sus últimos trabajos y esa actitud tan winner que pasea por el mundo. Sólo añadiré una cosa más: clic AQUÍ. Su voz tiene un rollito genial.

6. Quim Gutiérrez


Producto nacional en la lista. Moreno, barbudo bonito y majo como él solo. (Mención aparte para sus brazos...)


7. Michael Fassbender



Si Michael Fassbender se cosiera una rata muerta en la cabeza y engordara 50 kilos me seguiría pareciendo LO MÁS y su SAC apenas se movería del top of my list. Michael me chifla y su barba, esté más o menos crecidita, me parece perfecta. 

Creo que os he dado motivos de sobra para que me echéis una mano. ¡Alargad esta moda!, ¡apoyadme! luchemos contra las barbillas con complejo de culito de bebé. Y si creéis necesario engrosar mi lista, adelante ;)


viernes, 19 de abril de 2013

A una amiga adolescente




Querida amiga adolescente,

Creo que, después de mucho pensarlo, voy a escribirte esta carta con la mejor de las intenciones:

Amiga, no te cierres tanto. Te vas a perder muchísimas cosas si das por hecho situaciones que no sabes por dónde van a tirar. Nada tiene la importancia que crees que tiene: con los años todo se olvida y perdona (por lo menos, algunas de esas cosas que ahora crees inolvidables e imperdonables). 

Confía en tus amigos y trátales lo mejor que puedas, como has hecho siempre, pero no les exijas un comportamiento idéntico al tuyo: desgraciadamente, por tu vida pasarán de largo algunos de los que ahora crees imprescindibles, te harán mucho daño otros de los que más quieres y te decepcionarán en algún momento los demás. Aún así, quiéreles, dales todas las oportunidades que veas necesarias (ni una más, ni una menos) e intenta actuar de tal modo, que tu conciencia esté siempre tranquila para con ellos. De eso te aseguro que nunca te vas a arrepentir. Cuida a tu mejor amiga y pídele ayuda cuando lo creas necesario; sé que ella va a estar ahí siempre.

Disfruta de tu familia, pero no actúes siempre intentando ajustarte a los filtros que te han impuesto. Y sé que crees que la sinceridad te ha echado una mano siempre en tu corta vida, pero esto no va a ser así siempre. Hay mentiras piadosas que te van a crear más bien que mal al decirlas. No abuses de ellas, pero no les tengas ese pánico tan brutal.

Dile a tu abuelito que le quieres más a menudo y pídele que te cuente cosas de su vida. Las que sean. Ya sé que crees que te cuenta bastantes, pero se te harán pocas con el tiempo, créeme.

Un consejo con todo mi cariño: sigue haciendo lo que te de la gana con tu pelo y tu ropa, pero no optes por las mechas naranjas que te parecerán tan guay. Tampoco abuses de las zapatillas tipo Buffalo. De eso SÍ te vas a arrepentir. Mucho.

Está bien saber lo que quieres en la vida, pero no lo persigas a ciegas, como si no existieran otros caminos. Al final, la vida te desviará un poquito, así que intenta estar abierta a todo y así luego la decepción y el sentimiento de culpa no serán tan grandes. Quien se sabe adaptar al medio ya tiene mucho ganado. Además, aprenderás a disfrutar de esos virajes que el futuro te depara. 

Estudia más, no seas tan vaga. Nunca se sabe cuándo vas a necesitar una buena nota. No te deshagas tan fácilmente de las ciencias y de las cosas que te cuestan; son factores que te ayudarán a tener muchas alternativas que elegir, así que no te cierres a ti misma esas puertas que nadie ha cerrado por ti. Siento decirte que ya serán demasiadas las que te peguen en las narices sin verlas venir.

Sé que va a ser difícil quitarte la idea de que estudies Periodismo y me duele decirte que  no persigas tu sueño. Qué feo es decirte esto pero, hazme caso, todos los buenos años que pasarás en la Universidad se contrarrestan con los malos que llegarán luego junto a la impotencia de no poder ejercer tu profesión soñada. Hay otros caminos, hay otras maneras (viaja mucho, haz Erasmus, alarga todo lo que puedas tu época estudiantil y no tengas prisas) y tú puedes encontrarlas ;)

Para acabar, y ante todo, no tengas tanto miedo. No colecciones esos pánicos innecesarios que se vuelven vallas en tus cien metros lisos. No te sirven de nada y, al final, son demasiado peso. 

Un beso y cuídate.



lunes, 11 de marzo de 2013

5 píldoras bonitas


Después de pasar una semana en Madrid para "descansar" cuerpo y mente, una vuelve a casa con las pilas cargadas, aunque un poquito melancólica. Pero melancolía sana, de esa que es bueno tener de vez en cuando para recordarte que tienes un oasis al que acudir cuando te sientas agobiada, cansada o saturada de lo de siempre.

Y esos oasis también vienen perfectos a la hora de ver los detalles bonitos que nos rodean, que me encantan, y que a veces nos pasan desapercibidos porque estamos con la cabeza en otros asuntos menos bellos y más mundanos.

Aquí van cinco píldoras bonitas que me han alegrado los últimos días:


1. Mama Framboise



Esta cafetería en el centro de Madrid es preciosa a la par que riquísima. Allí dentro me sentí cual Marie Antoinette tomando un capuccino enorrrrrme y una tartaleta de frambuesa y pistacho que me dejó sin habla. Este es uno de esos lugares que traería de Madrid a Mallorca para poder acudir cada vez que me apeteciera. Aunque supongo que, de ese modo, dejaría de ser tan especial.

La dirección es: Calle Fernando VI, nº 23.



2. Los Black Keys y su Lonely Boy.

Esta canción es del año 2011, pero yo la descubrí a finales del 2012 y desde hace unos días estoy realmente obsesionada con ella. Ayer batí mi propio récord poniéndola en "repetir" mientras caminaba por la calle unas... 4 veces la ida y otras tantas la vuelta. Perfecta canción y fantástico videoclip. Una pena haberles conocido después de que vinieran a España el año pasado.


3. Garrett Hedlund

Ayer por la tarde apareció el rostro de este chico en mi televisor y consiguió que viera entero (y sin pestañear...) el anuncio en el que él salía. Poco después hice uno de mis ejercicios de buscar un poquito en Google ejem, Periodismo de investigación y encontré su identidad, biografía y filmografía (que, para el caso, no era lo que más me interesaba). Os dejo una de las fotos que saldrán en esa campaña (el perfume La nuit de l'homme de Yves Saint Laurent), aunque parece ser que todavía nadie ha subido el anuncio de televisión en sí.
Intentad no buscar fotos suyas sin barba y con el pelo corto. Pierde  mucho. Como casi todos, vaya.

El elemento curioso, que yo desconocía por completo, es que este chico es el novio de Kirsten Dunst, actriz a la que tengo un cariño especial y con la que comparto bastantes cosas, parece ser.


4. Naif

Otro descubrimiento madrileño. 
Este bar de sandwiches, ensaladas y hamburguesas está decorado de una forma muy original y su comida está riquísima. Me chifló la hamburguesa de Tato, con nueces y jalapeños y los camareros fueron bastante simpáticos. Además, punto importante, es barato.
La foto está movida, efectivamente (no es mía), pero era el enfoque que más me  ha gustado. 

Dirección: Calle San Joaquín, nº 16 (esquina con plaza de San Ildefonso)


5. Mi vestido

Y por último, como regalito especial del día, os traigo el vestido que me hubiera puesto este año en los Oscar, si hubiera estado nominada. Trrrrrrrrr (redoble de tambores) Chin!!

Se trata de una pieza de la colección primavera-verano de Zuhair Murad Alta costura 2013. 
Si echáis un vistazo al resto de vestidos haciendo clic AQUÍ veréis que no es el más llamativo y quizás no os parezca el más bonito. Lo cierto es que vivo enamorada de la colección entera y creo que cada uno de esos vestidos hubiera quedado bien en una de las chicas que pasearon por esa alfombra roja. Catherine Zeta Jones vistió uno de ellos, como podéis ver AQUÍ y, aunque quizás no la mencionaran como la mejor vestida, nadie puede discutir que fuese bellísima. 

¿Con cuál os hubierais quedado vosotros? Prometo escribir próximamente, tal y como me han sugerido, con los chulazos más guapos de la noche, que también lo merecen.



Hasta aquí mis cinco pildoras bonitas de esta semana. Espero que os hayan gustado ¡Nos vemos pronto! :)


miércoles, 27 de febrero de 2013

La novia de Óscar


Sé que llego tarde a este post, pero escribir en el poco tiempo libre que saco últimamente me está costando lo mío. 
Algunos, supongo que estáis esperando verme en modo arpía post Oscars. Visteis la alfombra roja y pensasteis: "¡anda! a ésta sólo la conoce su querida madre y va vestida como si celebrara su boda... seguro que Crisis la pone a caldísimo". Y lo cierto es que esta vez la arpía se ha quedado escondida en la cueva....

Decepción. Silencio. Alguna se tapa la boca allá al fondo y otro niega con la cabeza. ¿A esa se le ha escapado un bufido?.... ¡lo siento! seré más mala la próxima vez, pero hoy me toca ser la Crisis amable, protocolaria, que se pone feliz y contenta cuando una alfombra roja es correcta, bonita, agradable y elegante. No soy (por desgracia) una de esas chicas trendy que siempre van a la última y se ponen cualquier cosa que la Vogue les dicte (es que, ademásl, siempre les queda bien a las jodías). A mí la parte que me gusta de la moda es esa 100% estética, femenina y favorecedora. Y esta red carpet lo fue. ¿Poco arriesgada? Sí. ¿Más de lo mismo? Puede ser. Pero hubiera dado mi dedo meñique del pie izquierdo (tampoco nos vamos a pasar) porque los Goya (o los Golden Globes, que tampoco quiero pecar de americanista) hubieran ido más por esos caminos.

Aún así, no os preocupéis, que hasta de lo bonito hay mugre que sacar. ¿Vamos a ello? ;)

Para empezar, tengo que darle un gran aplauso a Jessica Chastain. Tal y como algunos nos imaginábamos, guardó la munición para la más importante de las red carpet. Se peinó, vistió y maquilló con el único objetivo de potenciar aquello que la hace ser una belleza fuera de lo común y especial. Y yo creo que lo consiguió. Fue princesil a su manera: estrechita, pero brillando con luz propia.

Una pena que no se llevara el Óscar. Jessi: tú tranqui, que en nada vuelves a estar en ahí.

Otra de mis favoritas fue, obviamente, Jennifer Lawrence: la novia del amigo Óscar.
Ella no se anduvo con miramientos. Pensó: "yo creo que este me lo llevo" y, ni corta ni perezosa, se enfundó en un Dior propio de una novia con muy muy buen gusto; se colgó un collar finísimo y precioso a su espalda y se peinó dejando su precioso rostro despejado. ¡¡No tengo nada que decirle, lady Lawrence!! Bueno, sí, que está más guapa de morena, pero otra vez será.

Ahora que ya hemos repasado lo mejor, vamos a cruzarnos de acera para darle un poco de cañita a la Hathaway, que se empeña en no lucir sus premios como es debido. Cariñito de mi vida, si la vida no se tuerce mucho, este puede ser el único Oscar que caiga en tus manos... ponte un vestido que todos recordemos y que eso no ocurra porque nos saques un ojo con tus maravillosos pezones. 
Ya no por nosotros, ¿eh? Por ti.

(A su favor diré que el modelito que vistió en la fiesta Vanity Fair, posterior a la gala, me gustó más. Y del Prada rosa palo, la espalda era bonita, pero es que nadie estaba atento a esta parte de su cuerpo...)


¡¡Siguiente!! la mujer de Hugh Jackman. 
Ya sé que este tema escuece. La señora que veis en la foto de abajo se beneficia diariamente a Lobezno (al menos, espero que sea diariamente) decidió ir a la red carpet de los Oscar en los que su marido estaba nominado EN TRAJE. Muy innovadora, Deborra. Gracias, pero parece que tu señor husband ha ido a los Oscar con un colega.

Volvemos, por un instante, al bando de los guays.
Naomi Watts, nueva amiga de los españoles y responsable de uno de los papeles que me has me ha emocionado desde hace un tiempo. Naomi fue impecable y guapísima. No suele gustarme especialmente el brilli-brilli, pero su brilli-brilli fue casi onírico. Me gustó su pelo y la elección de accesorios pequeñitos y mínimos. Y la Watts ya tiene una edad, ¿eh? 45 añazos que pasea en ese cuerpecito de veinteañera. Ole tú, Naomi. Ole tú.
(Elijo esta foto con su señor esposo porque me parece destacable la forma que le hacía el vestido al caminar)

Otro elogio importante a la señora Sally Field, que demostró que tiene la misma cantidad de buen gusto que de talento. Este Valentino recatadito y con mucho volante fue su elección y, curiosamente, no me resultó excesivo en ella. Adecuado para su edad, muy favorecedor y precioso.


Cruzamos de nuevo la calle, pero nos quedamos en medio: en el bando de las señoras que no fallaron, pero me recordaron demasiado a otras...

Amy Adams, emulando a nuestra Pe en sus años mozos. El vestido era una monada y le sentaba la mar de bien, pero si con ese volumen no destacas, es que algo falla.


Charlize Theron, demasiado Annehathawayizada en los Golden Gobles. Que sólo han pasado un par de semanas, Theron, hija. Que encima te queda a ti mejor ese tipo de vestidos... y lo sabes. No te aproveches.

Me quedaba por hablar de la eterna Bridget Jones, Renée Zellweger que fue hecha un espantajo absoluto, pero quiero librar a mi blog de imágenes desagradables, así que os la enlazo AQUÍ.

Y esto es todo por el momento. Por supuesto, tengo guardadito en una esquina de mi ordenador el vestido que yo hubiera llevado a esta edición de los Oscar, pero es que se merece un post para él solito :P

¿Qué opináis vosotros?, ¿os gustó la alfombra roja?, ¿os dejó un poco fríos? 

martes, 29 de enero de 2013

El lado bueno de las cosas y otras lecciones que me dejé por el camino




A medida que vamos paseando por las diferentes edades e historias de nuestras vidas nos topamos con varios muros que separan, una por una, todas las etapas en las que después dividiremos nuestra existencia. A veces esos muros son meros climax agradables y reveladores que nos redirigen como una señal de tráfico. Sin embargo, otros de esos muros son menos majos; son aquellos a los que les hemos dado el agradable nombre de "crisis existenciales". 

Mientras los primeros, los "climax", vienen provocados por hechos realmente sustanciales  y tangibles (un ascenso en el ámbito laboral, la aparición del amor en nuestra vida o el nacimiento de un hijo, por poner varios ejemplos), los segundos suelen ser provocados por la "no-existencia" permanente de alguna de esas cosas. 


Como podéis imaginar, por tanto, hoy en día vivimos rodeados de personas que se encuentran en el segundo de los planteamientos. Jóvenes, y no tan jóvenes, que hemos ido pasando los días, desde hace ya un lustro,  posponiendo sueños y anhelos y encontrándonos con diversidad de momentos de "no-existencia". Ya sé que dicen por ahí que "la vida es aquello que pasa mientras nosotros hacemos otros planes" pero, ¿hasta qué punto somos capaces de encarar lo que nos pasa mientras lo estamos teniendo que soportar? Porque la filosofía de vida y la teoría nos la podemos saber todos, pero lo complicado viene cuando no somos capaces de verle la practicidad en nuestros conflictos cotidianos.


En la peli "Silver lining playbook" (el lado bueno de las cosas, en su traducción al castellano), un sobresaliente Bradley Cooper, aplastado por una serie de catastróficos muros tangibles y no tangibles, decide basar su vida en una filosofía que lo debe cambiar todo: buscar el lado bueno de las cosas. Árdua tarea. 


Verle caer, una y otra vez, en los mismos tropiezos, las mismas rutinas dolorosas y en los errores autoimpuestos por su tozudez y ceguera te hace reír, a ratos, y reflexionar después.


Porque, al fin y al cabo, no somos todos tan diferentes, sea cuál sea nuestra situación y nuestro muro particular. Si somos capaces de ver con claridad que en las vidas ajenas el camino hacia los sueños es cuestión de arrancar y perseguirlos con fervor sacando a relucir el lado bueno de las cosas, ¿por qué se nos hace tan difícil tomar el control de nuestro volante y abandonar lo que nos mantiene paralizados en la misma postura de tropiezo contínuo? 

Combinemos nuestro lado racional con ese resquicio de soñadores que se quedó escondido en alguna parte. Valoremos lo bueno de nuestra situación actual (no soy la periodista que algún día quise ser, pero oye, cómo me río en mi actual puesto de trabajo), pongamos el rumbo hacia esos sueños y retos que podamos ver cumplidos con un poco de esfuerzo y SÍ estén en nuestras manos (¡que estuve en Nueva York! y me queda muuucho mundo por conocer). Disfrutemos de esos pequeños detalles que ya identificamos como grandes aliados de nuestro estado de ánimo óptimo (las sonrisas de mis sobrinos; una buena peli en el cine) y, sobre todo, no dejemos de pensar (porque está en nuestras manos) nunca jamás que lo mejor siempre está por llegar.


martes, 22 de enero de 2013

El momento fan


La semana pasada ocurrió un fenómeno digno de mención en la oficinita donde trabajo. Mi compi, M, y yo, nos volvimos locas por un momento escuchando por la radio a uno de nuestros bloggers favoritos, El Guardián entre el centeno. Se escucharon grititos, amenazas al presentador del programa por no darle más espacio para hablar... hubo suspiros y también proposiciones indecentes que, desafortunadamente, no llegaron a los oídos del caballero. 

Los síntomas eran claros y el diagnóstico evidente; la regresión a los 15 era real... teníamos un "MOMENTO FAN".


Mis "momentos fan" han tenido luces y sombras muy marcados, ya que presumo de esta patología desde muy temprana edad. Algunos de esos ídolos que me han llevado al rubor y a la euforia son ya hoy parte del pasado, aunque a todos ellos les guardo, como si de una relación real se tratara, mucho cariño y respeto. ¿Queréis que haga un repasito a mi trayectoria de relaciones utópicas? Vamos allá. Preparad las carcajadas.



Sergio Martín, de Bom Bom Chip

De él sólo diré que tenía su foto enmarcada en mi mesita de noche y los cuadernos del cole llenos de corazoncitos con su nombre. Era joven e inexperta, pero ya dejaba ver cuál iba a ser mi perdición: los amores imposibles.

Fernando Morientes

Años después de mi relación con Sergio, tuve un affair con Leonardo Di Caprio, pero no creo que durara más de un verano loco y, poco tiempo después, comencé la primera de mis relaciones largas; esta vez con un producto nacional y de calidad: Fernando Morientes, jugador del Real Madrid. 

Mis tendencias se hacían obvias; peludito, hombretón y con sonrisa importante. Fernando y yo fuimos muy felices durante mucho tiempo... hasta que me enteré de que se había casado con otra y comencé a mirar a otros. A otros muy parecidos a él.



Joan Balcells (no, no he encontrado una foto mejor)


Miembro del equipo nacional que ganó la primera Copa Davis (año 2000)
Con Joan, aquí servidora se veía teniendo hijos. La fantasía era tal, que calculaba la diferencia de edad y, después de sopesarlo, creí que no era tanta (11 añitos nos llevábamos). Lo veía clarísimo. 

Y fue Joan el que, de entre todos mis amores platónicos, más cerca he tenido. Fui la adolescente más feliz cuando asistí a un partido de exhibición suyo en el que gasté un antiguo carrete fotos (qué lejos lo vemos ahora...) en el paseíto que hizo de la pista a los vestuarios. Todo muy bizarre, que dirían los americanos.



Valentino Rossi


Entonces llegó él. Mi amor más supremo. ¡Desde 2001 a la actualidad que llevo venerando su figura! Valentino Rossi, piloto de motociclismo y rey de las patillas.
Por él me despertaba a las 5 de la mañana, junto a mi mejor amiga, E (compañera de aventuras platónicas varias), para ver las carreras de Japón o Australia. Por él me compré una bandera de Italia del tamaño de la de la Plaza Colón de Madrid. 




Ya veis que no tengo grises en lo que a amor platónico se refiere. Soy como Julianne Hough en la Alfombra Roja de los Golden Globes: lo doy todo, aunque no me conozca ni mi amado. 


lunes, 14 de enero de 2013

Ojalá yo en una red carpet

Siempre he pensado (seguro que como más de una): "Si me invitaran a la gala de los Oscar y pudiera elegir el vestido perfecto, ¿qué me pondría?"

El primer pensamiento que se me ocurría es, por supuesto, ir de PRINCESACA. Sin dudas ni remordimientos. Un Marchesa con mucho encaje, mucho volante, transparencias y un vuelo como para esconder dentro a medio Los Ángeles.

Pero claro, una ya tiene una edad, un máster de Protocolo y muchas ediciones de red carpet a sus espaldas. El factor princesil es casi infalible, pero hay muchos otros factores que se deben de tener en cuenta antes de colocarnos los zapatitos de cristal como si el mañana no existiera. La pena es, por supuesto, que todas esas chicas que SÍ pueden acudir a ese tipo de eventos, años tras año, no le hayan dedicado el mismo tiempo que yo a sopesar pros y contras...

Bueno, el asunto es que aprovechando la ocasión (ayer se celebró la ceremonia de los Golden Globes, la perfecta unión entre la mejor TV y el mejor cine), vamos a repasar esas premisas que debemos tener en cuenta para juzgar los looks de nuestras famosas preferidas (y las odiadas) con un poquito de criterio y objetividad. A ver si llegamos a tiempo a los Oscar.

(Para ver mejor las fotos, clicad encima de ellas)


1. ¿Qué me apetece llevar?

Sintamos esa primera corazonada y hagamosle un poquito de caso. Está claro que no nos vamos a presentar a los Golden Globes con chandal, pero pensemos qué tipo de escote es el que nos hace sentir más guapas, qué tipo de estrechez estamos dispuestas a llevar... vamos, ¡qué nos pide el cuerpo!


2. ¿Qué me queda bien?

Importantísimo. Destaquemos nuestros puntos fuertes, no los escondamos... ni tampoco los sobreexpongamos, que todo cansa (ejem, Salma Hayek, hija, que nos sabemos de memoria la forma de tus lolazas). Ejemplo de una buena elección:  


Jennifer Lawrence; color favorecedor, corte perfecto, cintura increíble.

Y no la cagues con los complementos o el maquillaje. Potencia aquello que ya conoces y sabes que te queda mejor. En el caso de estas chicas, se someten a sesiones de maquillaje y peluquería muy diferentes muy a menudo, así que deberían saber cuáles son sus puntos flacos. Pues no... hay algunas que la lían parda.


Kaley Cuoco, la princesa que le cogió prestado el maquillaje a su malvada madrastra



3. ¿Qué edad tengo?
Va, en serio. No es tan difícil. Claro que a los 14 todas queríamos tener 18... y a los 50, 35; pero hagamos un ejercicio de ver un estilismo fuera de nuestro cuerpo y nuestro rostro. No vistamos a esa persona que un día fuimos o que un día seremos, amigas celebrities. Vestíos a vosotras mismas con vuestra vida y vuestras circunstancias. 

Dos ejemplos de mala elección; una que no llega y la otra que se pasa: a la izquierda, Jennifer López, nacida en 1969 y madre de dos hijos, interpretando a la Sirenita travesti. A la derecha Sarah Hyland, 1990 y sin hijos, en el papel de una bruja abuelil.

Y un ejemplo de los deberes bien hechos. Ariel Winter, de 1998. Aunque la ha pifiado otras veces, este año ha acertado con este look fresco y juvenil sin perder elegancia. Un ole por ella, aunque no vaya de largo.



4. ¿Qué pinto aquí?
Esta es una buena pregunta. Quizás una de las más importantes a la hora de vestir para la ocasión. 
No deberíamos vestir del mismo modo, por mucho que nos apetezca, si vamos a acudir al bautizo del sobrino de nuestra pareja, a la boda de nuestra mejor amiga o a la de nuestra hermana.

En este caso, el elemento diferenciador es: ¿qué pinto en esta gala?, ¿estoy nominada?, ¿vengo a acompañar a alguien?, ¿soy, simplemente, una invitada? Y aquí es donde pinchan, según mi punto de vista, la mayoría de las invitadas a estos eventos.


Porque todos sabemos que te mueres de ganas de ponerte la cola más larga del lugar, pero si únicamente eres la novia/mujer de un nominado a mejor actor secundario... no lo hagas. Y, muy a tu pesar si eres una persona tímida, no te enfundas en ese triste vestido negro si crees que es posible que te lleves el galardón a mejor actriz. ¿Vemos algunos ejemplos? 



Empezamos con los malos:

a) Lo he dado todo y sólo me conoce mi madre, que me ve desde casa.
Julianne Hough

b) Me van a dar el premio a mejor actriz de reparto. Sé que me lo van a dar, y voy correcta. Únicamente correcta.
Anne Hathaway

Y seguimos con los buenos.

a) Mi marido está nominado a mejor director, pero yo también soy actriz. Voy guapa, favorecida, pero no me paso de la raya porque esta no es mi noche.



b) Me han nominado a mejor actriz de serie dramática y soy inglesa, así que tengo que dejar el listón alto, pero no me puedo pasar. Y no lo hace, no. Amazing.


Michelle Dockery

c) Tengo mi estilo propio (los vestidos con corte sirena). Esta noche estoy nominada. Voy favorecida, brillo con luz propia.

Sofía Vergara
Podría ilustrar cada punto con mil y una fotos pero, si somos creativos, estos 4 pasos son suficientes para saber por dónde van los tiros. Porque no sólo debemos juzgar los looks bajo nuestro gusto personal o las tendencias que se lleven en ese momento, sino que ser adecuado y saber cuál es el lugar y el momento correcto son las pistas definitivas para triunfar en cualquier década y en cualquier ocasión.

Seguramente nunca pisaremos la alfombra roja de los Oscar, pero oye, esto se extrapola fácilmente a cualquier BBC o evento en el que queramos lucirnos como las princesas que somos, aunque cada una a su manera ;)