viernes, 25 de febrero de 2011

Babies

Tal y como os adelanté en mi anterior entrada, hace unos días pude ver el documental Babies (al fin).


El argumento trata sobre la vida de cuatro niños durante su primer año en poblaciones radicalmente diferentes en el mundo. Hattie, la niña de la foto de arriba, nace en San Francisco (California), Ponijao en Opuwo (Namibia), mientras que Mari lo hace en Tokyo y Bayar en Mongolia.

El objetivo del documental es, obviamente, ver las diferencias en el modo de crianza y en el propio crecimiento de estos cuatro bebés. En cuanto al segundo factor, se observan pocas variaciones durante el largometraje; todos los niños crecen más o menos al mismo ritmo, aunque sí es cierto que algunos desarrollan ciertas habilidades antes que otros por la estimulación diferente que han recibido en su entorno (ojalá lo hubieran grabado hace años, cuando me dio por estudiar Pedagogía. Me hubiera servido para hacer un buen trabajazo jejeje), pero justamente es en el segundo factor donde hay más diferencias y donde se encuentra el mayor atractivo de esta grabación: el modo de crianza.



Es impresionante ir comparando el día a día de cada uno de los cuatro pequeños, sobre todo porque no hay ninguna voz en off que nos locute lo que está ocurriendo. Somos nosotros mismos los encargados de hacer las comparaciones necesarias y de sacar las conclusiones que queramos.
Es curioso observar como cada uno desarrolla su propia personalidad desde tan pequeñitos y se puede vaticinar, a grandes rasgos, cómo será cada uno de ellos cuando crezca. Me hubiera encantado que mis padres tuvieran una cámara allá por el 86 y hoy yo también tuviera un "Baby casero" sobre mis andanzas en aquellos tiempos... es magnífico ser testigo del inicio de las andanzas de estos cuatro pequeños.


En general podríamos decir que me ha gustado mucho el documental; la temática me conquistó desde el primer momento y, tanto los recursos audiovisuales naturales (los planos de los niños, los llantos...) como la música elegida para contarnos esa historia es muy buena. Sin embargo... (siempre tiene que haber un pero y en este caso hay dos) el recurso se no emplear voz en off que vaya relatando la historia hace que se haga un poquito pesada la sucesión de imágenes. Básicamente no hay diálogos entre los personajes, así que puede llegar a ser algo monótono pudiendo haber sido un documental bastante entretenido y completo.



También he pasado muchísima angustia por Ponijao, el bebé africano. Sé que no es una cultura peor ni mejor que la nuestra, pero ver al pequeñín echándose cosas del suelo a la boca con total libertad, gatear solo al lado de un río, ser lavado únicamente a lametones por su madre... uuff!! me fascinaba al mismo tiempo que me tenía que controlar para no pasar sus ratitos en el documental. El pequeño nacido en Mongolia también es protagonista de mis momentos de histeria cuando es dejado completamente solo durante todo el día mientras sus padres trabajan relativamente cerca de la casa o cuando su hermano le hace alguna perrería sin que la madre haga nada por pararles... pero al fin y al cabo, los cuatro crecen felices y sanos.


viernes, 18 de febrero de 2011

Batiburrillo preweekend

Después de vuestras peticiones (algunas más efusivas que otras... jejeje) escribo hoy para hacer un poco de batiburrillo sobre muchas ideas y asuntos que se me han ido ocurriendo estos días.



Para empezar, estoy tentadísima a contar aventurillas madrileñas que os dejarían helados xD pero, por desgracia esta vez, el blog no es de autor anónimo... todos mis amigos y contactos de Facebook me han visto publicar mis entradas alguna que otra vez y me ha ocurrido que algunos, sin yo esperarlo, me han confesado al cabo de meses que siguen el blog y les gusta lo que leen, aunque nunca dejen comentarios. Así que espero que entendáis porqué no me meto en berenjenales personales e historias rocambolescas que me podrían costar alguna que otra amistad madrileña ;) (y me cuesta horroreeesss). Pero bueno, os cuento que me he apuntado a un curso intensivo de francés organizado por el CEIM (que guarda algunas plazas a desempleados como aquí la menda) que dura cinco semanas, de 19 a 22, y que me tiene los días trastornados y el cuerpo revolucionado. Me apunté sabiendo que iba a ser un jaleo y que en algún momento me arrepentiría... pero por el momento esos momentos de arrepentimiento están siendo muy breves y sigo satisfecha de haber hecho un "de perdidos al río".

Otro asunto, esta vez uno para los seriéfilos. Ya tenemos trailer de Camelot, esa serie con tan buena pinta y que al mismo tiempo nos tiene a todos acojonaditos por la aparición de Joseph Fiennes, que es capaz de cargarse una serie/peli él solito. La premiere es el 1 de abril... a ver qué nos cuentan.





Y, por último, me marcho ahora mismo a ver un documental que andaba buscando hace ya un tiempo y que se supone que hoy era estrenado en España... que me lo expliquen, porque ahora ya no encuentro ningún cine que lo tenga en cartelera (me lo he acabado bajando). Se llama Babies y no os lo recomendaré hasta que no lo vea, pero tiene muy buena pinta y creo que a las mamis bloggeras que me seguís os puede encantar. Os dejo aquí el trailer y el cartel  ;)




Un beso para todos! y... au revoir!!

domingo, 13 de febrero de 2011

Nadie es perfecto

Cuando iba por la tercera temporada de Skins y estaba en plena ebullición de mi sentimiento amoroso hacia esta serie, leí una "crítica" hacia ella que no supe catalogar como buena o mala. Decía así: "Skins es un eterno videoclip que une planos bucólicos con buena música". Por aquel entonces yo pensé que sí, que era cierto eso de que hacían una magnífica selección de música y se hartaban de planos sin diálogos en los que el público era el encargado de reflexionar sobre lo que el personaje estaba pensando o sobre lo que estaba ocurriendo en la serie. Y eso era, de hecho, una de las cosas que más me gustaba; no me daban el guión masticado, sino que un alto porcentaje de Skins estaba dirigido a una interpretación personal sobre la historia de cada uno de sus protagonistas.


Pero ocurre que, ya en la quinta temporada y con dos cambios totales del cast, empiezo a preguntarme si esa práctica ya se ha convertido en un abuso en toda regla. 

En el último capítulo emitido (5x03 Mini), admiro la capacidad de seguir sorprendiéndonos con nuevas historias y argumentos que todavía no se habían tocado antes, peeeeeeero... en algunas ocasiones siento que prefieren quedarse en silencio porque, simplemente la cagan cuando hablan (véase la escena de la emoción desmesurada de Grace en el local heavy o el momento en el que Mini vuelve a casa y se va sentando en los columpios públicos, pisando unas rosas que había en el suelo ¿? ...) 

Y me sigue gustando Skins porque es siempre nuevo, fresco, emocionante y siempre me ofrece personajes brutalmente adictivos, pero todo tiene sus fallos y sus puntos débiles y espero no encontrarle muchos más además de este...